Desde el fondo de la superficie

Hace algunas semanas se me presentaron algunas situaciones en las que tenía que vestirme un poco más formal de lo que suelo hacerlo y a la hora de elegir, me encontré con la famosa frase: "¡No tengo ropa!". Ese no era el problema, claramente, sino que en realidad lo que estaba pasando era que me faltaban algunos básicos. Por un lado porque tenía más ropa extravagante o informal porque mi estilo es muy urbano y por otro porque algunos básicos que tenía ya no me quedaban y los que si me quedaban tenían un aspecto viejo y gastado que no quedaba bien para el look más formal que necesitaba lograr. Supe entonces que necesitaba hacer: revisión, limpieza y compras. Así que después de ver bien lo que tenía y lo que me faltaba, decidí irme de shopping pero no sin antes anotarme en una lista, las prendas que realmente necesitaba para no terminar comprando nuevamente cosas que no pudiera terminar combinando después. El destino fue el centro de San Isidro más específicamente la calle

Desde que vi High School Musical 3 que odio el color naranja. Todo surgió cuando la icónica de Sharpay le dijo a Tiara: "Si tienes algo en naranja, recuerda quemarlo". Después de eso, investigué y me enteré de que el color naranja tiene una mala reputación en el mundo de la moda y si la reina Sharpay decía que había que quemarlo, había que quemarlo y yo lo quemé (bueno no, pero sí lo saqué de mi vida). Así fue hasta que el mes pasado en una feria americana, encontré una remera color naranja. La miré varias veces, las palabras "es linda pero es naranja" resonaban en mi cabeza hasta que me decidí y finalmente, la compré. No estaba 100% convencida pero más allá de todo ese mito de que el color naranja y la moda no se llevan, quise sacarme a mi misma de mi zona de confort. Usarla por lo menos una vez y ver cómo me sentía, de todas maneras, la inversión no era tanta y la ganancia de romper un estereotipo era mas grande. Apenas me la puse, me sentí muy cómoda y al ver

Me desperté el otro día y dije “Quiero volver a mi blog”. Ese mismo día, al hacerme un tiempo para estar en la computadora y entrar en él, me di cuenta de que no era un simple deseo o una meta a largo plazo sino una necesidad que tenía que satisfacer en el momento. Abrí “Desde el fondo de la superficie” en 2012 y hasta 2017 durante algunos periodos de tiempo (cada vez que me sentía inspirada y tenía ganas de que algún escrito viera la luz y que no quedara solamente guardado en un cuaderno y/o mi computadora) lo utilicé para publicar mis poemas y algunos otros textos. Hoy, enero del 2020, ya convertida en periodista, decidí que quiero volver a él y darle un enfoque diferente al que tuvo hasta ahora. Transformarlo en un blog de estilo de vida sin que pierda su esencia. Seguiré subiendo poemas de vez en cuando, el nombre del blog por el momento seguirá siendo el mismo (aun me sigue representando esa metáfora) y las antiguas publicaciones seguirán estando ahí. A disposición de