La imperfección
Y ella sigue haciéndose preguntas y no encuentra respuestas. Y ahí, justo ahí. En el límite, en la frontera, en ese flequillo perfectamente cortado llamado “muralla”, nace la posibilidad de que todos esos pensamientos horribles, no sean ciertos y entonces, a su vez nace en su interior una extraña y absurda esperanza de felicidad absoluta. Y en la casa de al lado ya no escucha ese silencio constante y abrumador que la atormentaba. Quizás ya no le tiene miedo al silencio. Quizás el silencio sea una señal de que algo mejor viene en camino. Quizás sea bueno saber donde está guardado el silencio en caso de necesitarlo. Y otra vez extraña a su amor. Y otra vez involuntariamente hunde la cara en la almohada y sonríe al sentir su perfume e imaginarlo. Y otra vez reacciona y se da cuenta de que se dejó llevar por sus impulsos. Y otra vez se aleja para acomodar el frágil surco dejado por su cuerpo tratando de imitar los bordes de sus huellas para no perder ese dibujo, la parte suya